jueves, 15 de septiembre de 2011

LAS PRIMAVERAS SIN FIN


En Islandia no se habla de “primaveras”,  no hay intereses,  nadie nos cuenta que es lo ha pasado, desde luego yo no lo he visto en ningún telediario.  Allí si se ha producido una verdadera revuelta, sin intervención de nadie excepto de su población.   
Una verdadera revuelta, por una población indignada,  una lucha por la democracia real.  Una revuelta en mayúsculas,  no impuesta desde fuera, con todo lo que conlleva instalar gobiernos títeres para poder asentar bases militares, empresas, y petroleras. Los americanos nunca se irán de Irak, es un problema de recursos. No dejaran Afganistán por el negocio de la guerra.  Se instalaran en Libia, y después provocaran más primaveras.
Las “democracias árabes y las revueltas árabes ” no son reales.
Primero, porque nunca llegan ni se desarrollan de una forma verdaderamente limpia. Nacen por una injerencia extranjera, por unos intereses externos.  Aquellas que brotan solas y son genuinamente verdaderas  se catalogan de “golpistas o dictatoriales”. Son sancionadas, arrinconadas,  devaluadas y perseguidas de forma criminal  hasta que se inclinan.
   Y segundo, porque  estamos en un mundo  donde conviven diferentes culturas y formas de ver la vida.
                Extender con las armas nuestras formas de concebir la política, la economía, y la sociedad podría considerarse como una Dictadura Global  y Occidental.
Es el totalitarismo en estado puro. Occidente se erige como la autoridad suprema ejercida jerárquicamente a través de la ONU y de la OTAN, o a través de cualquiera de los Organismos Internacionales que controlan. El planeta es, a día de hoy,  un “ESTADO MUNDIAL” por encima de los Estados.
Están impulsando un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad, bajo un mismo pensamiento. Hacen uso y abuso intenso de la propaganda (controlando los medios de comunicación ya sean visuales, radiofónicos, twitters o lo que sea) para dirigir nuestra atención, para convencernos de lo que es bueno y lo que es malo.
Nos están adoctrinando y se dirigen a nosotros para decirnos como es el mundo, pero no el mundo en que vivimos, sino en el que están creando y transformando. Y cuando despiertas de ese mundo de tramoya y ves, con tus propios ojos, como desaparecen los  decorados y los efectos especiales vislumbras esa otra realidad.
Es cuando ves a los verdaderos tiranos, totalitarios, dictadores  que se envuelven con las túnicas de santidad;  que corrompen y degradan  la palabra democracia;  que esconden bajo sus ropajes las miserias del mundo y las arrastran dejando  un olor nauseabundo (como si llevaran sobre sus hombros los cadáveres que van sembrando por el planeta). Esos que  son capaces de proclamar su amor al prójimo bombardeando y asesinando a niños; esos que  son capaces de sonreír y hacer chistes con las desgracias que ellos mismos planifican y ejecutan.  Esos que velan por sus propios intereses y nos mantienen dormidos.
Esos que quieren reducir al planeta a una sola primavera carente de veranos, de otoños y de inviernos.  

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